Coroico, los Yungas y la carretera de la muerte.

Ayer llegamos a la Paz después de pasar dos días cerca de Coroico. El viaje es impresionante. Dejas la ciudad del altiplano y asciendes hasta la Cumbre, un paso de 4700 metros rodeado de picos que superan los 5000. Una vez allí desciendes hasta unos 1400 metros en apenas una hora, dejando atrás el frío de La Paz y entrando en un territorio de clima subtropical, Los Yungas. Adiós a los abrigos, las bufandas y los guantes. La tierra reverdece y estalla en un vergel de plantas y animales.
La antigua carretera de los Yungas es conocida como la carretera de la muerte. ¿Por qué la llaman así? Fíjate en la fotografía. La pista tiene un solo carril pero hay circulación en los dos sentidos. Cuando los autobuses (“movilidades”) se cruzan, uno tiene que retroceder acercándose a la pared mientras el otro bordea el precipicio quedando suspendido sobre tres ruedas. Los despeñamientos eran constantes. Nosotros pudimos hacer el viaje por una nueva pista que, según me cuentan, apenas tendrá uno o dos años de antigüedad, mucho más segura. Han tardado más de una década en construirla.
Tal vez esto te haga decir: ¡claro, es un país en desarrollo, no como el nuestro!. Muy bien, pero detente y pensemos un momento. Desde luego, España y Bolivia son países muy, muy diferentes, pero en este tema tenemos que recordar algo terrible: las estadísticas de accidentes en carretera que cada semana escuchamos en los informativos. Y allí no hay excusa por falta de desarrollo. ¿Dónde está realmente la carretera de la muerte? Tal vez la tienes más cerca de lo que crees, sin que sea necesario viajar a Bolivia.

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