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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Mis paseos con Laura (o sobre metas y fines)

Cada día, a eso de las siete de la tarde, preparo a Laura para nuestro paseo. Mientras busco su abrigo (para que no pase frío), el peine (para domar durante un rato sus rizos rebeldes) y el león de peluche (para protegernos de posibles peligros) voy pensando hacia dónde iremos en esta ocasión. Tal vez a la plaza del Ayuntamiento, o a la que rodea a la Iglesia de San Antonio si vamos rectos o, bajando toda la calle, hasta el prado de San Roque. Cuando termino los preparativos y le digo "vámonos de paseo", ella se dirige hacia la puerta seria y decidida. La tomo en mis brazos para bajar las escaleras, la deposito en el suelo con cuidado y de inmediato echa a andar. Tengo que ir tras ella unos pasos y coger su mano para iniciar nuestro camino. Hoy, por ejemplo, iremos al Ayuntamiento. Ésa es la meta de nuestro paseo. Y sin embargo... el mundo es tan grande, está tan lleno de cosas asombrosas que tocar, agarrar, ver o saborear, cosas que no dejan de llamar nuestra atención p

Para aumentar la cifra de accidentes

"Un hombre va a subir al tren en marcha. Pasan los escaloncillos del primer coche y el viajero no tiene bastante resolución para arrojarse y saltar. Su capa revuela movida por el viento. Afirma el sombrero en la cabeza. Va a pasar otro coche. De nuevo falta la osadía. Triunfan el instinto de conservación, el temor, la prudencia, el coro venerable de las virtudes antiheroicas. El tren pasa y el inepto se queda. El tren está pasando siempre delante de nosotros. El anhelar agita nuestras almas, y ¡ay de aquel a quien retiene el miedo de la muerte! Pero si nos alienta un impulso divino y la pequeña razón naufraga, sobreviene en nuestra existencia un instante decisivo. Y de él saldremos a la muerte o a una nueva vida, ¡pésele al Destino, nuestro ceñudo príncipe!"                                                       Para aumentar la cifra de accidentes . Julio Torri.

Atenas, Granada, Barakaldo

El pasado 4 de abril en Atenas, el farmacéutico jubilado Dimitris Christulas se suicida frente al Parlamento griego. No quiere buscar entre la basura el alimento al que tiene derecho después de años de trabajo. El pasado mes de Octubre, en Granada, un hombre de 53 años se quita la vida el día en que iba a ser deshauciado. Ayer, 9 de Noviembre, Amaia Egaña se suicida en Baracaldo cuando van a deshauciarla. El 25 de Mayo aparece en los medios un alegato contra la codicia escrito por Rafael Argullol, en homenaje al jubilado griego. Transcribimos el siguiente fragmento: El sol del mediodía clava en tierra los pasos y los gestos —la ciudad, los paseantes, el puño amenazador—, y otra vez estalla el silencio que envuelve el último ademán de Christulas allá en Syntagma, en el corazón de Atenas. "¡Los codiciosos!, ¡los codiciosos!". Detrás de la gran fachada de cristal —como si fuera la gigantesca bola de un mago— puedo contemplarlos claramente, junt

La sonrisa de Agustín García Calvo

Ayer oí la noticia del fallecimiento de Agustín García Calvo y recordé aquella sonrisa socarrona con la que durante alguna de sus charlas señalaba su nombre en el cartel de la presentación, mientras decía: yo no soy éste... ¿Qué es lo que quería decir? ¿Por qué sonreía?  Sea como sea, en sus textos puedes aprender y desaprender, entre tantas otras cosas, cómo el nombre propio designa una vida reducida a tiempo, constituída como transcurso numérico entre el inicio y el fin, es decir, en muerte. Pero ¿acaso no es eso nuestra vida? En este punto, regresa su sonrisa. El inicio y el fin, el nacer, el morir: todos creen saber en qué consisten y a eso lo llaman “realidad”. Pero en verdad ¿qué podemos decir sobre ellos? Atrevámonos a leer sus textos (por ejemplo estos dos sobre el nacer y el morir ). Tal vez nos ayuden a comprender el por qué de su sonrisa.