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Prisma |
"Sean, por ejemplo, todos los matices del arco iris, los del violeta y
del azul, los del verde, del amarillo y del rojo. No creemos traicionar
la idea matriz del señor Ravaisson diciendo que habría dos formas de
determinar lo que todos ellos tienen en común y, por tanto, de filosofar
sobre ellas. La primera consistiría simplemente en decir que son
colores. La idea abstracta y general de color se convierte así en la
unidad en que la diversidad de los matices se reúne. Pero no obtenemos
esta idea general de color más que borrando del rojo lo que lo hace
rojo, de azul lo que lo hace azul, del verde lo que lo hace verde; no
podemos definirla más que diciendo que no representa ni al rojo, ni al
azul ni al verde; es una afirmación hecha de negaciones, una forma que
circunscribe el vacío. A ella se atiene el filósofo que permanece en lo
abstracto. Por medio de generalización creciente cree encaminarse hacia
la unificación de las cosas: y es que procede por extinción gradual de
la luz que hacía resaltar las diferencias entre los matices, y termina
confundiéndolos juntos en una oscuridad común. Muy distinto es el método
de unificación verdadera. Consistiría en tomar los mil matices del
azul, del violeta, del verde, del amarillo, del rojo, y, haciéndolos
pasar por una lente convergente, reunirlos en un mismo punto. Entonces
aparecería en todo su esplendor la pura luz blanca, la cual, percibida
aquí abajo en los matices que la dispersan, encerraría allá arriba, en
su unidad indivisa, la diversidad indefinida de los rayos multicolores.
Entonces se revelaría también, hasta en cada matiz cogido aisladamente,
lo que el ojo no notaba al principio, la luz blanca de que participa, la
iluminación común de donde saca su coloración propia. Tal es, sin duda,
según el señor Ravaisson, la clase de visión que tenemos que exigir a
la metafísica. De la contemplación de un mármol antiguo podrá salir,
para los ojos del verdadero filósofo, más verdad concentrada de la que
hay, en estado difuso, en todo un tratado de filosofía. El objeto de la
metafísica consiste en aprehender en las existencias individuales, y en
perseguir, hasta la fuente de donde emana, el rayo particular que,
confiriendo a cada una de ellas su matiz propio, lo relaciona de ese
modo con la luz universal".
Pensamiento y movimiento, en Memoria y vida. Textos de Bergson escogidos por Gilles Deleuze, Alianza, Madrid 1977, p. 37-38.
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