El poder del dinero y el verdadero poder.
En estos días en los que tanto se habla de fichajes millonarios de futbolistas de élite durante un tiempo de crisis, aquí, en el llamado primer mundo, es recomendable detenerse un segundo y pensar en el poder del dinero y en el verdadero poder.
Sobre el poder del dinero, no acudiremos hoy a estudios financieros ni a la prensa. Nos dejaremos acompañar mejor por los versos de Quevedo y la música de Paco Ibañez. ¿No los recuerdas? Comienzan con aquello de:
Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero es don Dinero.
No te pierdas ni una letra ni un acorde de la música de Ibañez. La tomamos de un magnífico blog:
Y sobre el verdadero poder leeremos unas palabras sencillas que ocultan, en su simplicidad, algo que Don Dinero no puede soportar y que, tal vez por su impotencia, persigue alrededor del mundo allí donde aparece e intenta hacernoslo olvidar. Lo encontramos en un breve cuento de Anthony de Mello. Es el siguiente:
En cierta ocasión, Buda se vio amenazado de muerte por un bandido llamado Angulimal.«Sé bueno», le dijo Buda, «y ayúdame a cumplir mi último deseo. Corta una rama de ese árbol»Con un golpe de su espada, el bandido hizo lo que le pedía Buda. «¿Y ahora qué?», le preguntó a continuación.«Ponla de nuevo en su sitio», dijo Buda. El bandido soltó una carcajada: «¡Debes estar loco si piensas que alguien puede hacer semejante cosa!»«Al contrario», le dijo Buda. «Eres tú el loco al pensar que eres poderoso porque puedes herir y destruir. Eso es cosa de niños. El poderoso es el que sabe crear y curar».
Éste es el cuento. Y tú ¿a quien sirves? ¿Cual de los dos poderes es tu Señor?
Comentarios