Símbolos del devenir.

Una realidad deviene cuando es capaz de ser ella misma distinguiéndose de sí,  cuando "soporta" diferenciarse de sí misma, despedirse de lo que fue y hacerse otra para, en ese desgarro, en ese lanzarse más allá de sí, recrearse. Una realidad deviene cuando se hace capaz de tener un destino distinto del "suyo" porque es fecunda y fértil:  en obras, hijos, palabras, efectos. Una realidad se muestra capaz de devenir cuando se desborda en otra distinta haciendo de esa diferenciación su propia identidad (o mejor, su mismidad). Lo real deviene porque "da de sí".

Siendo el devenir lo propio de la realidad, el ser humano intensifica ese carácter elevándolo a palabra y a obra. Y crea obras en las que simboliza su propia condición, sus avatares, sus negaciones, sus caídas y sus victorias. Del tiempo y del devenir hablan los mejores símbolos. Por esa razón buscamos símbolos del devenir.

El devenir puede ser negado. Podemos negar ese poder por el cual de nosotros nace otro ser en el que se reitera nuesta vida en tanto que otra, siempre distinta de sí. Un símbolo de esa negación del devenir, del poder de la fecundidad, se encuentra en ese cuadro terrible de Goya en el que Saturno, es decir, el tiempo cuando es incapaz de dejar que el futuro nazca de sí, devora a uno de sus hijos. El cuadro de Goya "Saturno devorando a un hijo" es un símbolo del devenir en cuanto negado:

"Saturno devorando a un hijo". Goya
El devenir es un acontecimiento padecido. La renovación de un ser singular en su distinguirse de sí conlleva una violencia originaria, un efecto de arrastre que disloca, distorsiona, descuartiza y desgarra lo real en su división fecunda y afirmativa.  De los muchos cuadros de Bacon que exponen esa dimensión del devenir señalamos su interpretación de una obra de Velázquez, el retrato del Papa Inocencio X. Ésta es la obra de Velázquez:

"Retrato del Papa Inocencio X". Velázquez.
Ésta es la interpretación realizada por Bacon en la que encontramos simbolizado el devenir en cuanto padecido:

"Retrato de Inocencio X". Bacon.
El devenir puede ser afirmado. Puede decirse a ese movimiento singular en el cual lo real expresa su poder más propio como fecundidad, dejando que de uno nazca un futuro irreductible a cualquier previsión porque le pertenece un tiempo que no será el de su progenitor. Lo real puede afirmar su devenir cuando da a nacer y, a la vez, se deja nacer por otro. Así responde con serenidad al cortejo de seres oscuros que a veces lo rodea, como sucede en el siguiente cuadro de Gustav Klimt. El cuadro de Klimt titulado "Esperanza I" es un símbolo del devenir en cuanto afirmado.


"Esperanza I", Gustav Klimt.
Éstos son algunos símbolos del devenir: en cuanto negado, padecido, afirmado. Todos ellos son símbolos porque se hallan separados de su significado por una fisura, un espacio que nos llama para que lo recorramos, elaborando interpretaciones que lo pueblen de sugerencias y vislumbres de sentido. Por esa razón, además de lo insinuado aquí, tienen mucho más que decirnos.

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