Los problemas filosóficos no son cuestiones a resolver de modo que desaparezcan una vez encontrada la solución. No son expresión de algo que nos falta, de modo que pueda la falta ser llenada con una teoría determinada. No son una herida que se pueda curar. Los problemas filosóficos son pautas germinales, principios generativos de formas diversas de vivir y ser. Del encuentro repetido una y otra vez con ellos y contra ellos resultan formas diversas de sentir, de pensar, de actuar, de esperar. Como un martillo golpea un yunque incandescente y de él saltan chispas, así el pensamiento golpea la matriz del problema, expresada en una pregunta, y de ello saltan creaciones, inventos, novedades, posibilidades y descubrimientos. No hay por tanto nada que resolver ni solucionar. Los problemas filosóficos se resuelven generando en ellos nuevas respuestas en las que el problema insiste. De modo que vayamos a ellos de nuevo, contentos por disfrutar de tan señalada compañía y recordando aquel refrán:
Comentarios
Aprovecho para compartir algo, no sé si este es el lugar correcto...
Encontré una disertación muy interesante sobre la felicidad y los conocimientos y de qué manera se relacionan ambos conceptos.
Te dejo aquí un link de dropbox, es un sitio seguro para compartir documentos.
https://www.dropbox.com/s/ig7g3tqyba6dawt/Felicidad%20y%20conocimiento2011.zip
Sigue asi con el blog
Un saludo, Manuel.
saludos