El más famoso de los perros usados en la conquista española de las Indias fue el llamado Becerrillo. Cuenta Gonzalo Fernández de Oviedo que era de color bermejo, mediano y no alindado, pero: de gran entendimiento y denuedo porque entre doscientos indios sacaba uno que fuese huido de los cristianos y le asía por un brazo y le constreñia a venirse con él y lo traía al real y si ponía resistencia lo hacía pedazos. Y a medianoche si se escapaba un preso, aunque fuese a una legua, diciendo “ido es el indio” o “búscalo”, daba en el rastro y lo traía. Sigue relatando Oviedo que: la noche de la batalla del cacique Mabodomoca acordó el capitán Diego de Salazar echar al perro una india vieja de las prisioneras que allí se habían tomado y le dijo el capitán: “anda, ve, lleva esta carta al gobernador, que está en Aymaco”, y decíale esto para que así como la vieja partiese y saliese de entre la gente, soltasen el perro tras ella. (...) y ella iba muy alegre, porque pensaba que por llevar la carta,