Caminar o hablar.
Las calles de la ciudad de La Paz son muy especiales. Muchas de ellas pueden llegar a más de un 30 % de pendiente. Esto, sumado a los casi 4000 metros de altura, hacen que cuando recorro la ciudad acompañado e inicio una de esas subidas, o camino o hablo, pero no las dos cosas a la vez. Cuando lo intento, el aire se escapa de los pulmones y amenaza con no regresar. Por lo tanto hay que elegir: o camino en silencio o hablo sin caminar.
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