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Mostrando las entradas etiquetadas como Devenir

Fecundidad, diacronía y resurrección en Lévinas

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Emmanuel Lévinas ¿Es el paso del tiempo comprendido como un progresivo envejecer el único futuro que le espera a la subjetividad? ¿Qué significa verdaderamente “tener un futuro”? ¿Es la fecundidad una respuesta a esta pregunta? En la generación del hijo, el sujeto desborda su propio tiempo y se hace capaz de un destino distinto del suyo. ¿Cómo entender entonces su identidad, una identidad que continúa en el otro? ¿De qué otros modos se ve afectado su ser por el hecho de ser fecundo? ¿Qué nos enseña todo esto acerca de la naturaleza del tiempo? Y la palabra resurrección ¿qué papel juega aquí? Éstas y muchas otras cuestiones son tratadas en el denso artículo de Ángel E. Garrido Maturano titulado “Fecundidad, diacronía y resurrección en Lévinas” A continuación adjuntamos el artículo para su lectura directa y un resumen del mismo. -" Las flores del fruto. Fecundidad, diacronía y resurrección en la filosofía de Emmanuel Lévinas ", de Ángel E. Garrido-Maturano. ...

En qué consiste pensar

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"Vértigo" de Alfred Hitchcock Cuando pregunto a mis alumnos en qué consiste la filosofía para ellos, casi siempre me contestan: la filosofía consiste en pensar. Bien, pero ¿qué significa pensar? Ante esta pregunta, ensayaremos de forma tentativa una respuesta. Sólo un primer paso, si es que en estos asuntos un primer paso es posible. Pensar consiste en ir de algo a su principio, y regresar desde el principio hasta el punto de partida, para descubrir que ya nada es igual. Pensar consiste en partir desde algo que aparece, se muestra o se revela inquietándonos, zarandeando nuestras creencias previas y provocando nuestro asombro, hasta alcanzar su razón o logos propio, su Idea explicativa (momento de progreso), para luego retornar desde el principio explicativo descubierto hasta el fenómeno de partida que buscamos comprender (momento de regreso). Y sin embargo la figura que dibuja el pensamiento al ir del fenómeno a su principio para luego regresar no es un c...

Dos tipos de cosas

"En el tercer capítulo de Diferencia y repetición , al hilo de un fragmento de la República de Platón, Deleuze distingue dos tipos de cosas: las que dejan al pensamiento tranquilo y las que fuerzan a pensar. Las primeras son el objeto de un reconocimiento, el reconocimiento que apacigua la momentánea inquietud ante lo que a primera vista o en la distancia tal vez pareciera desconocido, extraño -la tranquilidad adviene, por ejemplo, cuando Sócrates reconoce a quien se acerca y profiere: “Buenos días, Teeteto”-. Las segundas, sin embargo, no se dejan reconocer, pues no encajan en el molde de lo que se sabe o se cree saber. Y lejos de inducir sosiego alguno, violentan al pensamiento y lo ponen en marcha al confrontarlo con algo ignoto que, por ser tal, desquicia el proceder habitual de nuestras facultades. Ya no se trata del objeto de un reconocimiento, de una maniobra calculada y prevista, sino de lo que Deleuze llama un encuentro. Este nombre, “encuentro”, encierra una multiplic...

Sobre la evolución del Cosmos

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Nuestra vida, con sus decisiones y sus caminos, con sus posibilidades y sus límites, tiene lugar en el seno de un inmenso conjunto de realidades diferentes entre sí –minerales, astros, otros seres vivientes- cuya unidad recibe el nombre de Cosmos. Desde la gran explosión hasta hoy, a lo largo de 10.000-20.000 millones de años, el Cosmos se ha ido constituyendo como estructura cambiante e inconclusa. ¿Podemos hoy, a la luz de los saberes actuales, afirmar algo razonable acerca de su evolución?  Para responder a esta pregunta hemos de detenernos en la palabra “evolución”. Su origen se encuentra en el término latino “evolutio”, que significaba la acción de desenrollar un papiro para ir leyendo lo escrito en él. Este término se introdujo en el lenguaje científico para describir la historia natural de los seres vivos, entendida como el desarrollo de una forma preexistente (preformacionismo). A finales del siglo XVIII cambia su sentido y pasa a designar la sucesiva aparición de fo...

Devenir sensible y devenir conceptual

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Deleuze/Deleuze "El devenir sensible es el acto a través del cual algo o alguien incesantemente se vuelve otro (sin dejar de ser lo que es), girasol o Acab, mientras que el devenir conceptual es el acto a través del cual el propio acontecimiento común burla lo que es. Éste es la heterogeneidad comprendida de una forma absoluta, aquél la alteridad introducida en una materia de expresión". ( Gilles Deleuze, Percepto, afecto y concepto ).

¿Qué hacer cuando la vida no nos da lo que queremos?

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Despertar La radio está puesta. La voz de la locutora presenta el tema de un debate que ocupará los próximos minutos del programa. Dice así: ¿qué hacer cuando la vida no nos da lo que queremos? Quisiera escuchar el debate, pero otras circunstancias me lo impiden. Sin embargo hoy, al recordar durante un instante la pregunta, encuentro una respuesta breve, para desarrollar más adelante. La anoto antes de olvidarla. Cuando la vida no nos da lo que queremos, podemos hacer tres cosas. La primera, crecer, porque el niño caprichoso que somos a cualquier edad ha de dar paso al adulto. La segunda, despertar, porque podemos estar prisioneros de un sueño que nos aleja de la realidad, condenándonos a una insatisfacción perpetua si no salimos de su embrujo. La tercera, crear, es decir, dejar que de ti nazca algo nuevo, distinto de la mera prolongación de tu presente y de tu pasado, porque en el crear, en el dejarse nacer, se encuentra la verdadera respuesta al anhelo humano .

La destruccion según Picasso

"En el pasado, el proceso de creación de un cuadro se hacía por etapas. Cada día traía algo nuevo. Un cuadro solía ser una acumulación de adiciones. En mi caso, un cuadro es una suma de destrucciones. Hago un cuadro y después lo destruyo. Al final, sin embargo, nada ha desaparecido; el rojo que quité de un lugar aparece en otro distinto" (Pablo Picasso).

La différance. El lenguaje. La experiencia. Derrida

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Derrida "DIFFÉRANCE, término francés acuñado por Derrida en De la grammatologie (1967), obra en la que se define como «un concepto económico que designa la producción de diferencia». Différance es un término polisémico, pero su función principal es hacer referencia a la condición principal del funcionamiento de todo lenguaje y pensamiento: la diferencia, la diferenciación de un signo respecto de los restantes que permite distinguir unas cosas de otras. El diferir es el proceso por el cual los signos hacen referencia a los restantes produciendo así la autorreferencia que es esencial para el lenguaje, sin llegar nunca a capturar el ser o la presencia que es la entidad trascendente a la cual se encamina. Sin los conceptos o idealizaciones generados por la iteración de los signos, nunca podríamos identificar un perro como un perro, ni podríamos tampoco percibir un perro (o cualquier otra cosa) como lo que es. La percepción presupone el lenguaje, el cual, a su vez, presupone la i...

Lo demónico en Goethe

En la medida en que la filosofía trasciende los diversos saberes con los que vamos construyendo un lugar habitable en el mundo, enfrentándolos mutuamente, descubriendo sus semejanzas, subrayando sus diferencias, obligándolos a desbordarse los unos en los otros, y a nosotros con ellos, se abre a una experiencia de la realidad en su dimensión contradictoria, unitiva, desgarradora y polémica a la que Goethe, desde su experiencia de vida, designa de modo escurridizo y fugaz con el término "demónico". Nada parece turbar al hombre que habita en la solidez de sus dogmas no cuestionados y en la supuesta evidencia de sus certezas. Pero cuando el viento sopla, ruge la tormenta y se anuncian los límites de nuestro saber y nuestro poder, lo demónico hace acto de presencia. Se trata de la Naturaleza y sobre ella escribe el autor las siguientes palabras: Creyó reconocer en la naturaleza, tanto en la viva como en la inerte, tanto en la animada como en la inanimada, algo que sólo se ma...

Galeano, la Pachamama y el retorno infinito

Hay personas que cuando mueren no vuelven jamás. Se van de forma definitiva, sin dejar apenas rastro. Sin embargo hay otras que cuando mueren, no dejan de regresar. Retornan con una insistencia firme, sin mezclarse indebidamente con el presente, pero sin dejar de anunciarse en él. Se han ido, desde luego, pero para convertirse en protagonistas de un retorno infinito. Delicados y pudorosos con el presente, no dejan de insinuarse en sus orillas mediante las formas más diversas: el presentimiento, la rememoranza, la sugerencia, el ejemplo, la novedad. Cuanto fueron no deja de ser. Y no deja de ser cada vez más. Galeano ¿será uno de ellos? ¿Pertenecerá desde ahora, tras el anuncio de su fallecimiento, a esa legión demónica de ángeles tutelares, a ese coro interminable de los que están por renacer? Ellos acompañan al presente recordándole que no está solo, ni definitivamente hecho, sino abierto a un futuro desconocido que nace de su encuentro. ¿Será Galeano uno de ellos? Tal vez l...

Niezsche y la gran afirmación

La obra de Nietzsche busca afirmar la vida en todos sus aspectos, decir “sí” a todas sus dimensiones, sin huir de sus oscuridades inventándonos trasmundos. Su obra pretende afirmar la vida incluso en aquello que nos destruye. Ahora bien ¿cómo es posible afirmar la vida incluso en aquello que nos destruye? ¿Cómo afirmar la vida incluso en aquellos aspectos que revelan su condición mortal? Sólo si la destrucción y la mortalidad implicada por la vida no se oponen a su capacidad de perdurar, a su insistencia, a su afán de inmortalidad. Sólo si la muerte no es el último horizonte para su comprensión. Sólo se puede afirmar la vida en todas sus dimensiones si la vida y la muerte no se oponen en su devenir. Sólo es comprensible la gran afirmación si la vida muere para renacer en aquello que da de si. Tal vez sea esa la experiencia de lo real que la obra de Nietzsche nos ofrece: la experiencia de una vida capaz de inmortalizarse por su fecundidad. En esa experiencia, que él rastrea...

Una relación entre la existencia y la musica

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Euterpe La existencia, sea la de la piedra, la planta, el animal, el ser humano o la estrella, puede comprenderse como una melodía cuya partitura no preexiste a su ejecución sino que se va haciendo, deshaciendo y rehaciendo a medida que es interpretada. En este sentido, la existencia puede encontrar en la música una oportunidad para comprenderse adecuadamente a sí misma y la música puede encontrar en la existencia una oportunidad para resonar una vez más. La musica revela su relación esencial con la existencia cuando no se puede escuchar sin verse llamado a participar en el nacer, perecer y renacer de su interpretación. 

El viaje verdadero según Marcel Proust

«El único viaje verdadero, el único baño de juventud, no sería ir hacia nuevos paisajes, sino tener otros ojos, ver el universo con los ojos de otro, de otros cien, ver los cien universos que cada uno de ellos ve, que cada uno de ellos es; y esto podemos hacerlo con un Elstir, con un Vinteuil, con sus semejantes, volamos verdaderamente de estrella en estrella» (RTP-3a:258/277)

Una nota sobre el tiempo

El tiempo es un movimiento que reposa en sí mismo. En cuanto movimiento, supone cambio, novedad, transformación, metamorfosis, alteración, diferencia. En cuanto reposa en sí mismo implica permanencia, insistencia, duración, consistencia, firmeza, mismidad. Como alteración constante que se reitera a sí misma, el tiempo sintetiza y reúne esos dos aspectos en la unidad polémica de su variación.

Una creencia céltica

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Proust y amigos Alude Proust en una de sus obras a cierta creencia céltica según la cual las almas de aquellos a quienes hemos perdido y dejado atrás están atrapadas en un ser inferior como un animal, un vegetal u objeto inanimado. Cuando las liberamos, «vencen a la muerte y tornan a vivir en nuestra compañía». Y sigue diciendo: «Así ocurre con nuestro pasado. Es trabajo perdido el querer evocarlo, e inútiles todos los afanes de nuestra inteligencia. Ocúltase fuera de sus dominios y de su alcance, en un objeto material (en la sensación que ese objeto material nos daría) que no sospechamos. Y del azar depende que nos encontremos con ese objeto antes de que nos llegue la muerte, o que no lo encontremos nunca». Y sin embargo el autor, llamando al azar, se lanza en su búsqueda mediante la escritura...

Vuelta a clase y celebración

Volvemos a las clases y retomamos el curso después de un tiempo de celebración en el que nos hemos despedido del viejo año y hemos dado la bienvenida al nuevo: ¡adiós 2014 y bienvenido 2015! Durante estas vacaciones me he encontrado con algunas personas que no le ven sentido a esa celebración y no puedo dejar de recordar que yo mismo, hace algunos años, tampoco se lo encontraba. Sin embargo, ahora sí. ¿En qué consiste ese sentido? En descubrir que la sucesión es renacimiento. Dicho de otro modo: no se trata de celebrar sin más que un año viejo pasa y uno nuevo llega, sino celebrar que el año viejo, envejecido y gastado, es capaz de renovarse a condición de hacerse distinto del que fue, volviendo a empezar. Se trata de celebrar que lo viejo puede renacer, que lo muerto puede revivir, que lo que ha llegado a su fin puede comenzar de nuevo, que lo hecho, hecho está, desde luego, pero que vuelve a estar por hacer a pesar de todo, que es posible perdonar, hacer borrón, cuenta nueva, olvid...

Los faros, poema de Baudelaire

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Baudelaire VI Los Faros Rubens, río de olvido, jardín de la pereza, fresca almohada de carne, donde amar no se puede, mas la vida ahí afluye y sin tregua se agita, como el aire en el cielo, y la mar en la mar; Leonardo da Vinci, sobrío y hondo espejo, en que hechiceros ángeles, con su dulce sonrisa, cargada de misterio, se muestran en la sombra de glaciares y pinos que cierran sus países; Rembrandt, triste hospital preñado de murmullos, solamente adornado con un gran crucifijo, donde en llanto se exhala la oración de estiércol, y que un rayo de invierno bruscamente atraviesa; Miguel Ángel, lugar incierto en que los Hércules se mezclan a los Cristos, y donde en pie se alzan fantasmas poderosos que al llegar el crepúsculo desgarran su mortaja con los dedos crispados; iras de boxeador, impudores de fauno, tú que supiste ver la belleza canalla, pecho hinchado de orgullo, hombre amarillo y débil, Puget, de los forzados melancólico rey; Watteau, ese carnaval dond...

Lo propio de la realidad

Lo propio de la realidad es su capacidad de renacimiento y renovación. No está sometida al implacable desgaste del tiempo, que todo lo reduce a ceniza y olvido. Ella misma es tiempo , renace de sus cenizas y hace memoria de su olvido. Y todo ello gracias al poder que la caracteriza: el poder de renacer. La realidad posee el poder de renacer porque es fecunda, es decir, capaz de crear una realidad distinta de sí, en la que sin embargo ella insiste en su poder de recreación y renovación. La realidad es fecunda porque deviene : tiene el poder de superarse a sí misma y engendrar, por encima de su limitación, una nueva realidad en la que la antigua renace en su potencia de futuro. Esta nueva realidad trae a presencia, en su fecundidad, aquello que ya fue. Y de ese modo, aquello que ya fue, renace en tanto posibilidad y futuro, insistiendo y resucitando en su virtualidad. Por lo tanto, nada de comprender la realidad como atrapada por su finitud y atemorizada por su contingencia. La...

Satisfacción

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¿Hay algo en este mundo capaz de darnos una satisfacción plena? ¿Hay algo que calme esa sed, tal vez inextingible, que habita en nuestro interior? ¿Y que no sea la muerte, desde luego, ni la muerte en vida proporcionada por los mil sucedáneos de felicidad que nos venden?. ¿Hay algo en este mundo capaz de satisfacer con plenitud el anhelo que nos constituye ? ¿O debemos conformarnos y pactar con "la realidad" para lograr al menos satisfacciones parciales? ¿Hay algún bien en este mundo cuyo disfrute sea capaz de borrar el miedo y la amargura de nuestras vidas, descubriendo la alegría que habita en el fondo sin fin de todas las cosas? ¿Hay algo en este mundo capaz de darnos una plena satisfacción?

Superación de límites o el infinito en casa

Escribe Hegel: «Algo no puede ser dotado o sentido como límite, falta, barrera... sino porque quien lo nota está simplemente más allá de tal límite, privación o barrera. Es, pues, sencillamente, inconsecuencia no ver que el mero hecho de designar algo como finito o limitado encierra la prueba de la presencia real en él de lo infinito y de lo ilimitado; y que solamente puede tenerse conciencia de un límite en cuanto lo ilimitado está dentro de tal límite en la conciencia misma» (Enzyklop. d. phil. Wissenschaften. § 60).   Añade García Bacca: "El darse de cabezadas contra una pared sólo es posible porque quien se da de cabezadas puede y de alguna manera está más allá de la pared. El tropezar con un límite se hace en virtud de una trans-finitud. Y como la potencia expansiva, transfinita del vapor encerrado en los límites de una caldera pone en movimiento esa cosa férreamente aprisionadora y delimitante que es una locomotora, así la multiforme potencia de infinitud que hay ...