Sobre el sentimiento amoroso y la identidad personal.
(Dedicado a Raquel, verdad de mi persona).
Volvemos a este tema, ya tratado anteriormente en Filolaberinto, pero ahora desde otra perspectiva. Nos preguntamos por las características que definen al sentimiento amoroso y encontramos al menos tres: atracción, admiración por el otro y desfondamiento del propio ser. Describamos brevemente en qué consisten cada una de ellas.
-Atracción. Un rostro, un gesto, un volumen, una mirada, una palabra, el timbre de una voz, la gracia de un movimiento, la completa arquitectura del cuerpo, imprimen a fuego su huella en la memoria y centran en ella toda nuestra atención. Desde ese momento, la memoria guarda el recuerdo de un encuentro al que deseamos regresar, buscando una y otra vez su repetición.
-Admiración por el otro. Las palabras, los gestos, los movimientos de aquella persona a la cual quieres retornar te hablan de un modo de vivir, de actuar y de pensar que despiertan tu admiración. Te hacen reír sus ocurrencias, te sorprende su inteligencia, te ilusionan sus proyectos, te emociona su generosidad. Sientes que ese modo de vivir merece la pena ser compartido. Es una vela desplegada hacia el futuro, el inicio de un camino que ha de ser recorrido.
-Experimentar el desfondamiento del propio ser. Pero ¿a qué se refiere esa expresión? A lo siguiente:
• Se trata de descubrir la mentira de tu identidad, es decir, la verdad de tu persona.
• Se trata de descubrir que tu identidad personal es, literalmente, un pozo sin fondo pero que, si resistes el vértigo, al final de esa oscuridad descubres el rostro de la otra persona. En el fondo de ti mismo está… el otro.
• Se trata de descubrir que uno no es sólo uno, un ser autosuficiente, cumplido y perfecto, al que nada le falta, sino sólo la mitad de tí mismo, y por eso andas buscándote sin descanso –y por eso te andan buscando como a un desaparecido.
• Se trata de descubrir que el secreto de tu propio rostro está en el Otro. Él es tu verdadero espejo. Y tú el de él, al infinito. Por eso el encuentro con el otro no es sólo meta y fin, sino siempre a la vez un comienzo.
• Se trata de reconocer ese hondón en el propio ser, esa falla o quebradura por la cual descubres que tu identidad, tu “yo”, es sólo un fragmento de aquel que eres. “Tú” eres la mitad de ti mismo y por ahí, en algún rincón del mundo, está la otra mitad, extranjera de ti. Cuando la descubres, te descubres, cuando la encuentras, te encuentras. Por esa razón, encontrarte con ella es encontrarte a ti mismo y encontrarte a ti mismo es… encontrarte con ella.
Todo esto nos lo aclara el guitarrista Vicente Amigo en una de sus canciones, titulada "La tarde es caramelo". Si escuchas la letra, descubrirás en qué consiste el sentimiento amoroso y cuál es el secreto de la identidad personal, porque ambas cosas van de la mano.
No se puede cantar ni contar más sencillo y claro. Pero, por si acaso, la transcribo a continuación:
Cerca del río hay un sendero
en que la tarde es caramelo.
Cerca del río yo me pierdo.
Me encontraré cuando me encuentre con tus besos.
(Lector: ¿qué vas a hacer con estos versos...?)
Comentarios
Para empezar, estoy totalmente de acuerdo en los dos primeros puntos: la atraccion y la admiración son dos factores necesarios. Pero, ¿Y cuando no los hay? Nose, he conocido casos en el que un componente de la pareja no se sentía verdaderamente atraido por el otro pero aun así se querían. ¿Significa eso que si no hay atracción no hay "amor verdadero"?
Con respecto a lo de experimentar el desfondamiento del propio ser, es bastante dificil de comprender pero si que se decir que cuando estás enamorado/a es como si estuvieras completo. Hacer las cosas por hacer proboca (casi siempre) que te llenen durante un rato, pero al poco volverás a sentirte vacio/a.
Y sobre lo de que tu eres la mitad de ti mismo y cuando conoces a esa persona especial te completas, no se que pensar. Y la gente que no encuentra nunca a esa persona... ¿quiere decir que estará incompleto para siempre? ¿Y cuando creemos que la persona con la que estamos es ESA persona, pero luego resulta que el/ella no piensa lo mismo y todo se acaba? ¿Qué se hace en esos casos?
De verdad, que temas tan complicados nos propones, Jose Manuel xD
PD: No seas cruel con el examen del lunes, porfi :)
Sólo una cosa. Encontrar a esa persona no significa que uno está completo. Encontrarse con ella es un comienzo de otra cosa. De ese encuentro pueden venir desencuentros, reencuentros futuros...
Y sobre el examen, ánimo que es ya el último de la primera vuelta.
Sin embargo me llama la atención eso que comentas del "desfondamiento del propio ser", que lo defines como:
"Se trata de descubrir que tu identidad personal es, literalmente, un pozo sin fondo[...] En el fondo de ti mismo está… el otro"
o
"“Tú” eres la mitad de ti mismo y por ahí, en algún rincón del mundo, está la otra mitad, extranjera de ti"
No lo sé, lo relaciono con la expresión de "Sólo me sentí completo cuando te encontré a ti"
A lo que pienso que sería aceptar que antes de conocer y enamorarte de alguien, eras una persona vacía. Por otro lado, sería como decir que al iniciar una relación con tu pareja, entras en una relación de dependencia y que así y sólo así, pueden ser personas totalmente realizadas.
Claro que es mucho más hermoso la felicidad compartida; pero considero que la realización personal no debe depender de la llegada de alguien más; el sentirse realizado como persona, sólo debe depender de ti, de tus acciones, de tus potencialidades; porque de lo contrario, dependerías del otro para sentirte bien.
Soy de la idea; que primero necesitas tener amor propio, para así, tener la capacidad de amar plenamente a alguien más.
En fin, son sólo ideas; gracias por tu post y por la posibilidad del diálogo.
Saludos.
La cuestión es que pienso que el amor no correspondido es más intenso o quizá verdadero que el correspondido. ¿Por qué? Veamos... Cuando una pareja está enamorada, la pasión se mantiene vigente ya que uno recibe cariño del otro y como "gratificación" le da el suyo. En cambio en un amor no correspondido el enamorado no recibe absolutamente nada del otro (como mucho algún que sufrimiento y desazón) y en cambio le dá todo. Es un amor gratuito y mucho más natural y desinteresado. Además aseguro que pone mucho más a prueba a uno mismo.
Sobre qué se hace en los casos de un amor roto o no correspondido, hay muchas respuestas. Una es olvidar, seguir viviendo, confiar. Otra me hace recordar una novela de la que tengo un buen recuerdo. Me habló de ella una compañera de carrera, hace mucho tiempo, porque ella se veía en la piel del protagonista, un artista de variedades al que han abandonado.
Se titula "Opiniones de un payaso", de Heinrich Böll.
Eline y Gossip Girl plantean tambien el problema del amor y la dependencia. Estoy de acuerdo con que en muchas ocasiones, lo que llamamos "amor" es en realidad una relación de dependencia basada en el miedo a la soledad, por ejemplo. Pero del hecho de que anden confundidas no se sigue que sean lo mismo ¿En qué se diferencian? Buen tema para la próxima entrada.
Y sobre lo que plantea Pablo, ¿el amor no correspondido es más intenso y verdadero que el correspondido? No sé que pensaréis vosotros. Por mi parte diría que respecto a intensidad y verdad, los coloco al mismo nivel. Aunque puede suceder que un amor no correspondido sea de mayor altura que alguno correspondido "de andar por casa"...
Resulta romántico, decir que tú no eras nada hasta que llegó esa otra persona, pero eso no es cierto, ya que el objetivo de la relación no es “tener” a otra persona para que te complete, sino tener otra persona para COMPARTIR lo que uno realmente es….
Ésta reflexión esta apoyada en el texto: “Conversaciones con Dios”, de Donald Walsh .... hummm pienso también en la siguiente canción que podría ayudar a seguir reflexionando el tema que propone José
http://www.youtube.com/watch?v=Gu2XmjKUTjw
"Se trata de descubrir que el secreto de tu propio rostro está en el Otro. Él es tu verdadero espejo. Y tú el de él, al infinito. Por eso el encuentro con el otro no es sólo meta y fin, sino siempre a la vez un comienzo".
compartir es diferente que tener.