Los problemas filosóficos no son cuestiones a resolver de modo que desaparezcan una vez encontrada la solución. No son expresión de algo que nos falta, de modo que pueda la falta ser llenada con una teoría determinada. No son una herida que se pueda curar. Los problemas filosóficos son pautas germinales, principios generativos de formas diversas de vivir y ser. Del encuentro repetido una y otra vez con ellos y contra ellos resultan formas diversas de sentir, de pensar, de actuar, de esperar. Como un martillo golpea un yunque incandescente y de él saltan chispas, así el pensamiento golpea la matriz del problema, expresada en una pregunta, y de ello saltan creaciones, inventos, novedades, posibilidades y descubrimientos. No hay por tanto nada que resolver ni solucionar. Los problemas filosóficos se resuelven generando en ellos nuevas respuestas en las que el problema insiste. De modo que vayamos a ellos de nuevo, contentos por disfrutar de tan señalada compañía y recordando aquel refrán:
Comentarios
Así, nosotros formamos un conjunto con el universo no solo por estar en el mismo sistema solar sino por ser de la misma materia, de ahí que podamos sentirnos tan inmensos como lo vemos a él.
Esta formación en átomos hace que las mismas personas tendamos a relacionarnos y a realizar cosas en común, de ahí nuestra socialización.El hombre es un ser vivo que no puede estar solo, siempre vive agrupado aunque esos grupos en los que esta pueden ser pequeños o grandes.
En conclusión, el nivel de conectividad del hombre con el universo, le hace formar parte de todo lo que sucede a su alrededor. Todo esto es una consecuencia de estar vivo.