Los problemas filosóficos no son cuestiones a resolver de modo que desaparezcan una vez encontrada la solución. No son expresión de algo que nos falta, de modo que pueda la falta ser llenada con una teoría determinada. No son una herida que se pueda curar. Los problemas filosóficos son pautas germinales, principios generativos de formas diversas de vivir y ser. Del encuentro repetido una y otra vez con ellos y contra ellos resultan formas diversas de sentir, de pensar, de actuar, de esperar. Como un martillo golpea un yunque incandescente y de él saltan chispas, así el pensamiento golpea la matriz del problema, expresada en una pregunta, y de ello saltan creaciones, inventos, novedades, posibilidades y descubrimientos. No hay por tanto nada que resolver ni solucionar. Los problemas filosóficos se resuelven generando en ellos nuevas respuestas en las que el problema insiste. De modo que vayamos a ellos de nuevo, contentos por disfrutar de tan señalada compañía y recordando aquel refrán:...
Comentarios
que mi cerebro actua como el spiz
hace todo lo posible para que no duerma.
Me quedo metido en la cama
y veo salir el sol mientras muerdo el aire,
mientras muerdo el techo.
Entonces me levanto y parezco un oso panda,
abro la nevera y saco una cerveza,
pongo una canción de esas
con las que puedes hacer 500km
y no darte cuenta.
Salgo a la terraza y el sol ya está puesto,
está caliente y solo,
como yo.
Llega un estribillo bueno y yo sonrío
mientras me meto la mano en los huevos.
Voy a encenderme un cigarro,
después de todo la vida
no está tan mal, ahora me siento bien
aunque las piernas me tiemblen.
Otra vez llegas tú al cerebro,
tú que eres como el spiz,
como un amigo muerto,
como miles de personas gritando
una canción que han escuchado mil veces
pero no pueden dejar de cantar-la.
Entonces intento dormir otra vez.
Putos pájaros.
Pero las voy a cerrar, afuera los fuelles enrroscados
tratan de avivar las cosas muertas,
los lugares abandonados.
Es algo normal, así que estamos encerrados,
y me imagino que tú eres Nancy y yo Sid,
también cierro las ventanas y los libros
pero abro una botella y una conversación.
Te digo que estás guapa, como una fugitiva, como Bonnie,
como una mamada en un coche, como cuando se estropea el despertador,
como un boxeador sangrando.
Otras veces miento, no ya otras, sino siempre
que sale el sol, y sino sale le amenazo con encender las farolas
o con bajar la persiana para masturbarme y que no me vea.
Rascar las espaldas de la vida no fue un problema nunca,
otros apenas pueden rascarse la cabeza
o des-cantarnos mientras la herrumbre juega a ser sorda.
Se trata de un juego de patio trasero,
y yo te quiero tan pegada a mi
como su sombra al viajero,
nunca fue tan amargo descolgar el teléfono.
Te lo vuelvo a decir, estás guapa como una cerveza fría,
como correrse a la vez las noches de un lunes,
debemos ser fumadores y aspirarnos
hasta que nos hayamos consumido
o hasta que yo deje de ser un limpiabotas o un Dammher.